DIAGNÓSTICO

El diagnóstico de la Leishmaniosis requiere de una aproximación integral como sucede en muchas enfermedades. Primero de todo debemos recordar que la Leishmaniosis canina es una enfermedad que no necesariamente cursa con enfermedad clínica. La mayoría de los animales de una zona endémica son portadores del parásito, mientras que sólo una parte muestra signos clínicos.

Además muchos perros con leishmania pueden padecer otras enfermedades, las más habituales son: Erlichia, Borrelia, Hepatozoon,..., por lo que es muy importante hacer un diagnóstico diferencial basado en las anormalidades clínico patológicas. Para ello es imprescindible realizar un hemograma completo, bioquímica completa y urianálisis.

En animales sospechosos, la clínica es el primer indicador de la presencia de la enfermedad. Para la confirmación habitualmente se utilizan técnicas inmunológicas indirectas (serología) y directas (PCR o visualización del parásito en citologías de médula ósea o ganglio).

El aislamiento y propagación del parásito a partir de tejidos infectados no es práctico para el diagnóstico rápido ya que se considera que tiene una menor sensibilidad (capacidad de detección de animales positivos) que la PCR y la serología. De todas formas, la visualización de amastigotes de Leishmania en diferentes tejidos como los ganglios linfáticos o la médula ósea, se considera diagnóstica de Leishmaniosis.
En el caso del diagnóstico indirecto , existen diferentes técnicas para la detección de estos anticuerpos. La inmunofluorescencia indirecta (IFI)= inmunofluorescence antibody test (IFAT) se realiza normalmente partiendo de promastigotes como antígeno y utilizando un conjugado anti-IgG marcado con fluoresceína. Como cualquier técnica de inmunofluorescencia es laboriosa y requiere de un cierto grado de experiencia para su interpretación al visualizar la reacción en el microscopio.

En este sentido, las técnicas de ELISA se presentan como una alternativa que aúna sensibilidad y especificidad con facilidad de manejo e interpretación. En estas técnicas, la subjetividad desaparece, ya que la lectura se realiza mediante un lector ELISA. Además, podemos llegar a automatizar todo el proceso, disminuyendo aún más las posibilidades de error humano. Aunque la serología positiva se da en un 88-100% de los perros sintomáticos, sólo aparece en una pequeña parte de los asintomáticos. Es en este punto donde aparece la utilidad de la serología, ya que es la técnica diagnóstica que, aún y siendo indirecta, aproxima mejor la presencia de enfermedad.

La PCR (Protein Chain Reaction). Su sensibilidad viene dada por el número de copias que podemos encontrar en el interior del parásito del fragmento que queremos detectar y amplificar. Las PCR cuyo objetivo está en el DNA genómico de los ribosomas tienen menor sensibilidad que las que tienen como objetivo el DNA del kinetoplástido (que tiene alrededor de 10.000 copias por parásito). Las técnicas de PCR cuantitativas (real-time PCR ó qPCR), son técnicas más avanzadas que permiten detectar cantidades extremadamente bajas del parásito si las comparamos con las técnicas de PCR convencional. Con la PCR detectamos animales que están infectados, pero no animales enfermos, ya que si la respuesta inmunitaria ha sido la correcta (respuesta celular), los animales no enfermaran de Leishmaniosis, aunque seguirán siendo positivos por PCR.